Hola a todos y todas,
hace poco que ha empezado un nuevo curso y de nuevo ha tocado renovar el arsenal de bolis, lápices y gomas, proveerse de nuevas libretas, desempolvar los libros y diccionarios… Las rutinas básicas de todos los meses de septiembre. Este año tenemos un numeroso grupo en Griego I al que aprovecho para dar la bienvenida. En las pocas semanas que llevamos de curso me doy cuenta de que las caras asustadas del primer día cuando aprendíamos a dibujar las letras griegas, poco a poco van despareciendo y ya escribimos sigmas y omegas como si lo hubiéramos hecho toda la vida.
Precisamente ando leyendo estos días una novela de Paul Auster, Invisibles, en la que he encontrado una cita que viene muy a cuento de todo esto. Os la dejo para que reflexionéis sobre ella el fin de semana.
«Walker rompe el repentino silencio preguntando a Cécile sobre sus estudios de griego antiguo. No daban griego cuand él fue al instituto, explica Walker, y envidia la suerte que ella tiene de estudiarlo. Sólo le quedan dos años de universidad, y ahora quizá sea un poco tarde para empezar.
No mucho, dice ella. En cuanto aprendes el alfabeto, no es tan difícil como parece»
octubre 26, 2011 a las 11:10 am |
QUÉ SUERTE TIENEN AQUELLOS QUE APRENDEN… YA SEA GRIEGO, DE LA VIDA, DE PAUL AUSTER, DE NUEVAS TECNOLOGÍAS, DE CÓMO ACERCARSE A LOS ALUMNOS. ME GUSTARÍA FELICITARTE POR TU BLOG.